"A lo mejor la vida solo consta de disfrutar de los pequeños momentos."

8 de diciembre de 2014

Despiertame como tu sabes.

Llegaste con las manos vacías, con la cabeza llena de esas mariposas  que te hacen  añorar cada uno de los suspiros frente al cristal. Llegaste por casualidad y te quedaste. Quien sabe como te voy a llamar ahora, como voy a gritar tu nombre si no tengo voz. Si mis pulmones están marchitos, y mi corazón roto.
Como voy a cantar esas mini canciones que sabían a ti, esas sabias palabras con sabor a tus besos. No se como decirte lo que te daría sin tenerte, lo que te daría sin sentirte. Cogerte las manos, congeladas, inquietas, suaves, enredadas en tu precioso pelo. Como voy a darte lo que tengo sin tener nada en entre esta distancia que me mata, entre esta angustia que me remata, que me quita esa esperanza que me salía hasta por las  orejas  y ahora ha desaparecido, te quiero tan quieto como siempre tan perspicaz, tan indudablemente loco. No tengo más que decir si tu cabeza ya no está llena de ti si en tu estómago ya no albergan todo tipo de mariposas, todo tipo de fuegos artificiales, si la magia entre nuestros cuerpos se ha marchado para no volver.  Que si te toco la chispa que me da me deja aislada de esa brisa que nos gusta tanto. Tanto, tanto tiempo para esto, para no estar fuera de si, para no pensar en ti, para no quererte para no sentirte, y que más da. Que más da tu miedo, que más da tu búsqueda de felicidad fuera de mi lado. Si tu vida está aquí, está tan cerca que no la ves,  no la miras y la rehuyes, daría todo por que me vieras tal y como me veías antes.
Y es que ese dolor que inunda mi estómago, mi corazón es un dolor. Tan agudo que toco sin sentir. Que toco el cielo y no lo siento. Ese dolor de echar de menos, ese dolor que no cabe en mis pulmones. No se como decirte que daría una vida por verte sonreír. Tu solo dime como vas a dormir ahora sin echarme en falta en el lado derecho de tu cama, como vas a andar sin llevar a nadie agarrado de la mano. Lo siento pero no voy a estar.

1 de diciembre de 2014

Cartas quemadas a traición.

Quiero escribirte algo, algo que te recuerde lo que has venido a hacer, algo que te llene el corazón y nunca más vuelva. Escribir algo que no deje dudas encima de la mesa, ni polvo bajo el sofá. Algo que se pronuncie fuerte y suene mejor. Algo que suene bien lo digas del revés, que sea fácil de entenderte, sencillo y rápido. Algo alegre y triste, donde yo sobre cuando estas tú y tu faltes si no estás.

Que hable de alguna ausencia prescindible , de todas las maneras de verlo. De quererlo. De amarlo. De tocarlo. 

Y siempre suene triste. La triste manera de sostenerlo por encima de la luz del sol, del cielo.  Dejando atrás cada uno de los lugares que me faltan por visitar. Miles de personas ardiendo por no poder amar, por no poder querer a tiempo. Del mismo modo que quererte a oscuras, con los ojos vendados y sin apenas luz entre nuestras manos. Háblame de ese dolor intrépido entre nuestros besos, de ese aroma a chocolate caliente en las mañanas frías.
Quiero hablar de tu ausencia que es la que más mata, y me remata. Me hace sollozar  por las esquinas. No puedo prescindir de ti, no puedes faltarme. Hazlo despacio y poco a poco. Ojalá te des cuenta de que soy para ti como tu una vez fuiste para mi.
Termino con tus besos, añorandote, extrañadote. Echando de menos, en falta todo eso que ahora me deja desnuda. Sentada en el sofá buscando una respuesta a esta soledad. Buscando una respuesta a estas lágrimas que flotan por mis mejillas. Y te quiero, como el mar en aquel atardecer.