_Julia. Deja de llorar, joder; no se a muerto nadie; Eli que estoy aquí, deja de llorar.
_Yo. Es imposible, Mi vida es lo más asquerosa que hay... Me voy no aguanto más.
Esa sonrisa amable, donde siempre, Pasan años y años. Dani no aparece por ningún lado. Parece que me hablas pero en realidad los sollozgos fluyen, todo cambio con un cerrar de ojos, mientras mi agudeza interna me sostenía, creía que perdía el control. Llega la noche, algo pasa, me entran nausias, y nausias, vomito; no lo doy importancia, Entonces intento respirar algo viene de la cocina, algo que me ahoga, no hay nadie en casa. Intento salir por la puerta y me quedo sentada en las escaleras viendo gente pasar y niños juguetear, Contentos. Yo aquí, con mi vida acabada, sin ver a Dani desde hace ya casi año y medio, estará bien ya con su hijo o hija. Que vida más triste. Entonces mi teléfono suena.
_Yo. (Me limpio las lagrimas y intento responder con tranquilidad) ¿Hola?
_Señor, Eduardo; de la oficina de correos. hola, Perdone ¿Es usted Elisa?
_Yo. Ehmm, Claro; ¿Ha pasado algo? ¿De donde llaman?
_Eduardo. Somos de la oficina de correo, me gustaría que viniera enseguida.
_Yo. Vale, Ya voy para allá.
Recuerdo esos momentos en los que me besabas para no discutir. |
No os había dicho nos hemos mudado y salgo con Hartie, que ahora mismo es mi mejor amiga; Jenny seguimos siendo amigas y salimos por ahí, luego está Ivan que sale con Hartie, hacen muy buena pareja, mi vida ha dado un cambio rotundo. Luego esta Jake mi mejor amigo que nunca cambia. Y lo último que os tenía que contar un chico llamado Mario, Es mi novio; Pero justo hoy recordé a Dani, le echo de menos pasaron 2 años y no se nada de él. ¿Qué será de él?
_Yo. Hola, soy Eli. Venía por que me ha llamado un tal Eduardo.
_Eduardo. Ei, hola soy yo. No te imaginaba así.
_Yo. ¿Así? ¿Así como? Lo siento creí que eras mas mayor por la voz y eso te echaba unos treinta y pico.
_Eduardo. Toma, esto es tuyo.
Me dio una caja, una caja grandisima, llena de cartas.
_Eduardo. Es que creo que me dijeron que las enviaron a una antigua casa, Te has mudado ¿No?
_Yo. Bueno me las llevo. Gracias, muchísimas gracias.
_Eduardo. ¿Este es tu número? ¡Por si algún día!
_Yo. Jajajaja._ Me reía, me caía bien, le dejare que me llama, saldré con el algún día._ Sí, algún día llámame, eeh.
Me fui con la caja, mientras la ataba a la moto corría hacia mi una chica, una chica rubia, muy rubia, de unos veintitrés años me recordaba familiar. Se acerca a ella, se para, y espero a que alguien me llame para ser feliz, pero nadie me llama. El aire me empieza a llevar el pelo a la cara y una brisa fina me deja el flequillo alborotado. Al final sonrío, y sigo con esa sonrisa en la cara, aparece Eduardo por la puerta y se para de repente, yo le miro por debajo del flequillo, me doy la vuelta y me sienta en un banco, no se si pensar si se dirige hacia mí o sólo va por aquí para irse a su casa. Él me mira y sonrío, "¿Por qué hago eso? ¿A caso me gusta?" Miro otra vez hacia él, Eduardo a desaparecido, ¿dónde está? Pienso. Me pongo un poco triste era demasiado bonito para ser cierto, pero entonces alguien me tapa los ojos, Ella sonríe, Es él.
Entonces me acerco a su oído y le susurro al chico: No me dejes, aquí, sola. Eduardo sonríe, y piensa que no la conoce de nada, pero eso es imposible, al parecer tiene pensamientos de que la conoce de siempre, de toda la vida. Intento irme lejos con la moto le saludo y me voy se queda sonriendo a sido el mejor momento del día me hizo olvidar todo, estoy tan feliz. El viento me daba de cara, otra vez. Estaba ya llegando a mi antigua casa allí llegaban mis recuerdos, besos, susurros, paseos, carcajadas y malos tiempos. ¿Por qué me entristecí otra vez? Abrace a mi hermana y me susurraba: ¿Estás bien? Mientras yo le decía: Bueno...
Llegue a mi casa y empece a ver las cartas sobre la caja de cartón, muchas cartas, entonces empece a leer, ¿De quien son?