"A lo mejor la vida solo consta de disfrutar de los pequeños momentos."

23 de noviembre de 2013

Tantas cosas y ni una sola.

Cadena huida con agallas rotas. Pulseras arrancada y collares del revés. Pintauñas naranja a conjunto con el sol. Del revés o del derecho, contrapuesto o simple y compuesto. Ojeras a trescientos kilómetros. Ciento ochenta minutos hacia atrás, trescientos hacia delante. Colorante de marrón anclado al huésped de la primera planta y me llaman a mi hipócrita. Alimentos azules, morados, de verdes hasta rojos pasando por marrón.

Suena tan extraño como contar cinco veces cinco. Me equivoco y vuelvo a empezar. Comenzando por el simple método de retroceder. Cincuenta de cada cien personas tocan la guitarra en este momento, acorde tras acorde y compuesta está la canción. Sueño con estar ahí leyendo un libro teniendo al rededor más de veinte niños, escribir historias de princesas hasta de dinosaurios. Aquella señora de vestido morado conduce un coche de gama alta y se siente más libre que aquel pequeño pájaro que aprende a volar a los diez días de nacer. 

Te das cuenta que cada persona saca su momento a la luz de noche y lo recubre de pequeñas tiras de colores dorados. Suena bien pero también triste y hoy soy yo la que la toca tirar para delante con aquellos secretos que destellan con luz propia. 

Se me pasa la vida mirando a las estrellas.

Quise descartar esas ideas tan descabelladas que salían de mi mente tan rápidamente como años luz. Esas ideas que se quedaban penetrando mi subconsciente hasta llegar a la clave del problema, me refería al punto muerto. A las estrellas y a cada una de sus puntas. Quería recorrer cada rincón de mi corazón para ver si estabas o ya te habías largado sin decir adios. Me suena a grande, las despedidas no son lo mío. Me arrebatan un par de días de la semana y el tiempo no me sobra. Me cubro de esa capa de superficialidad, que se apodera de mi por el día y por la noche se destapa entre oscuridad y silencio. Me dedico a sacarme las manos del bolsillo y a taparme los ojos con el flequillo del pelo, y a susurrar que ya era hora de perderte de vista. Percibo un rayo de sol, y una increíble onda de aquella canción lenta que se escuchaba de fondo las tardes de domingo. Suena tan superlativo recordar algo que ya se fue. Y jamás volverá. Se destapa esa poca claridad de la noche y con ella las pequeñas migas de pan detrás de la escoba, recojo los cachos de cristal de la cocina y con ellos me llevo mi dignidad, mi orgullo envuelto en pequeños trozos de papel. Adiós, la vida se encoge de hombros esperando una respuesta acorde con la sintonía de mi sonrisa. He revivido y gracias a que todo se acaba ir.

20 de noviembre de 2013

Navidad.

Se frotaba las manos a causa del frío, sus orejas tan pequeñas sobresaltaban por insoportable frio de aquel 22 de diciembre. En pena Navidad, las luces adornaban la ciudad y y la gente acostumbrada cargar con cajas de regalos este año había cambiado. Había dado un giro de 360 grados. Había quedado todo patas arriba. Las Navidades habían cambiado y los regalos se iban con el viento. Las comidas en familia habían aumentado de miembros y hasta los más desfavorecidos comían sopa caliente. 

Sus guantes se quedaban fríos y sus mejillas se sonrojaban. Llegaba tarde a cenar y el pavo se iba a enfriar. Llevaba una pequeñas bolsas de regalos camuflados con guirnaldas. Se había propuesto hacer feliz a los niños ya que ella nunca podría ser feliz. No había nada en ese sitio que la hiciera sonreír. Pensaba que su destino estaba en dirección al fracaso, a fracasar, a no contar con alguien al que cuidar, y al no sentir el verdadero cosquilleo en el estómago. Todo el mundo deseaba verla reír aunque fuera por segundos en el tiempo. Se acerco al árbol de Navidad y susurró: Regaló mi Navidad a cada niño, regaló lo que me queda de felicidad a quien la necesite. Y se fue cruzando sus brazos y se fue deprisa. Dejaba atrás media infancia rota y destruida y una adolescencia sin futuro. El olor a malva la hicieron estremecerse y caerse, pero juro levantarse mil veces una y así fue. No lloró, se froto los ojos y miro hacia delante. Era él, estaba ahí delante, sollozando y mirándola a los ojos mientras repetía una y otra vez lo más significante que ella podría haber oído: bueno días, te quería decir que como es Navidad  prometo que intentare hacerte reír aunque sea una vez, aunque tenga que recoger guirnaldas para decorar tu precioso pelo rizado, para que tenga que er tu sonrisa y enamorarme de nuevo. Para oírte reír al ver de nuevo al perro ladrar. Quiero estar ahí cuando saltes de alegría porque tus amigas vienen a verte. Quiero ver crecer a tus hijos y que me llamen 'papá'. Pero oye; que si sonríes me dará tal ataque que te tocara cuidarme para siempre. 

Ella se frotó la nuca y miro al cielo, estaba riendo. Alguien hizo que cada día hubiera merecido la pena y que esas sonrisas tristes declararán su libertad y pudieran irse. Alzo su mirada al cielo azul y contempló la estrellas, cada una era un día nuevo que no podría vivir dos veces. 

18 de noviembre de 2013

"Me ire contigo, a cualquier lugar"

Recuerdo el sueño que tenia y el olor a menta que asomaba por la cocina, el dulce aroma a infusion de menta en la encimera de la cocina. El olor me llenaba los pulmones y me hacia desaparecer por unos pequeños segundos.

Recordé que estaba ahi quieta sin moverme en frente una pasteleria, nuestra pasteleria. La que engañaba al chocolate añadiendo vainilla, y la que endulzaba el azucar con pequeñoz granos marrones de azucar moreno. Estaba sentada ahi, en la silla que daba a la ventada.

La que le faltaba el cojin de algondon de todas las demas. Donde pase mi infancia y mi adolescencia admirando esos lugares que nunca creia que recorreria. Estabas en frente con tu taza de te de menta, con tus magdalenas con chocolate y con pizacas de avena en los bordes. Admire tus manos rugosas, y tu sonrisa en mi espalda, senti tu humedad en mi estomago y tu sonrisa atravesando cada horizonte de mi alma, cogi mi cuchara y mirando hacia la traza que tenia un liquido casi rojo como la sangre le di 3 vuelta y me lo bebi de un trago.

Suspire levemente contra mis manos aliviandome del ardor del te y me disponi a decirle que me marcharia que dejaria todo ahi tirado para poder olvidar todo. Me levante y recogi y bolso y mi abrigo mientras asentia que todo me iria bien. El no se quedaria de brazos cruzados si no supiera que alli donde iba nunca estaria bien si no estuviera el.

Me dijo que demostraria que me queria y lo estaba haciendo, habia decidido acompañarme a cada lugar. Fuera donde fuera. Cualquier lugar. Dejando todo lejos pero llevandome a mi.

11 de noviembre de 2013

Más bonita que ninguna.

Mas sola que la luna. Sola siempre sola, su mirada cabizbaja, su sonrisa falsa siempre torcida. Pero no se desanima, sabe que lo bueno puede llegar en cualquier momento y eso hace que pueda seguir adelante. Levantará la cabeza, destrozando todo lo que tenga delante y superando todo lo que le vaya grande. Una amplia sonrisa muy perspicaz podría aparecerla poco a poco, segundo a segundo, minuto a minuto. Ahí esta de nuevo levantándose, dejándose la piel por conseguir lo que un día dudo. 

Quiere llegar a conseguir hacer feliz a alguien, quiere aprender a querer y conocer a fondo el dichoso amor. Quiere que la enseñen a confiar y a sonreír a una persona que le hace feliz. Proponerse brillar es un reto, un gran reto. Pero proponérse enamorarse es un duelo a muerte, una guerra a mano armada, sin sentido común sin saber cuando ni como ha ocurrido. Se va, 2 ó 3 maletas nada más de equipaje. Se va y no volverá hasta que haya comprendido que en el amor tu felicidad depende del de al lado del que te da la mano cuando te estas cayendo y no cuando te caes. 

De aquel que le da corte mirarte por sí  sus mejillas estas sonrojadas. Anda a lo mejor hasta se le ilumina la mirada, le brillan los ojos atraves de la oscuridad. Alumbra el camino, su camino. Eso es, con ese fin se ha ido, con el de conocer a alguien tan afondo que sabe que esta mal con oír sus pasos. Con el de estar con alguien que con mirarle ya tu mal día ha cogido las maletas y se ha ido. 

La han dicho que no todo es bonito, que es difícil y que es un riesgo que siempre es bueno tomar. Que lo difícil suele ser entretenido y diferente. Lo difícil es extravagante y bonito. La han hablado de los momentos de lujuria que no ha llegado a contar a nadie, de los de soledad interna porque hay más que amor que ya es confianza que la confianza a veces está al borde y se llega a desconfiar. Hay cosas buenas en todo y también cosas  malas. Las discusiones. Suena absurdo, pero se marchó sin terminar aprender todo, dijo que no quería saber el final quería averiguarlo ella misma, que quería aprender ella misma a seguir o a terminar. No quería qe la contarán como acabaría porque si no el trabajo duro estaba hecho. Quería descubrir ella misma cuando llorar, cuando sonreír y sobre todo cuando creer.