Suena tan extraño como contar cinco veces cinco. Me equivoco y vuelvo a empezar. Comenzando por el simple método de retroceder. Cincuenta de cada cien personas tocan la guitarra en este momento, acorde tras acorde y compuesta está la canción. Sueño con estar ahí leyendo un libro teniendo al rededor más de veinte niños, escribir historias de princesas hasta de dinosaurios. Aquella señora de vestido morado conduce un coche de gama alta y se siente más libre que aquel pequeño pájaro que aprende a volar a los diez días de nacer.
Te das cuenta que cada persona saca su momento a la luz de noche y lo recubre de pequeñas tiras de colores dorados. Suena bien pero también triste y hoy soy yo la que la toca tirar para delante con aquellos secretos que destellan con luz propia.
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