Esto los llamamos 'cartas al destino' cuando nosotros que empezamos siendo niños hasta el punto en que morimos viejos o, por enfermedad o accidente. Soñamos con futuros llenos de juguetes y amistades con amor. Somos de las pocas personas que soñamos con unirnos y sonreír sin problemas. No queremos susurrar y menos soñar. A veces reñimos o lo pasamos mal, otras veces no conseguimos lo que queremos pero sin embargo luchamos por conseguirlo, hasta quedarnos sin fuerza; Hasta cansarnos porque los 'imposibles' también existen aunque nos cueste reconocerlo.
Al creces se nos olvida lo que paso en la infancia, lo que vivimos, las anécdotas como la posibilidad de ir creyendo en el amor poco a poco. No es una carta de amor y menos de algo superficial como las 'lágrimas'
Somos mucho, pero también poco.
Nos cuesta, nos cuesta mucho. Nos cuesta dar la razón, pero también nos cuesta disimular cuando mentimos. Somos insignificantes pero también somos de los que contamos historias de amor, de tristeza; Porque en verdad somos de esos que sonreímos con las cosas pequeñas porque las grandes estorban o nos aturden.
Nos enamoramos, sonreímos, sufrimos, vivimos, reímos, lloramos, pero es que a veces estamos solos y solo estamos nosotros mismos para sobre llevar la situación. También nos cansamos, y nos enfadamos como gruñimos y susurramos. Somos personas humildes como apasionados, enamoradizas como duras como piedras.
Por ejemplo, hablo de personas como de animales, de reyes como de reinas, de caballeros como señoritas, como de los que nunca han tenido novio/a como de los que salen cada día con uno/a, habl de mi como de cualquier otro. No me interesa interesar o complacer.
Solo digo adiós al destino, a las suplicas y al amor. Es decir, a todo lo que un día dolió.
Perdón por todo, espero que el destino nos vuelva a juntar de nuevo en otra vida.