
Ella cada vez que oía su nombre sonreía no se dignaba a decir adiós porque en realidad cada vez que se iba le echaba de menos. Estaba enamorada del cosquilleo que retumbaban por sus piernas, de las mariposas por su tripa, de todo lo relacionado con él y su sonrisa. Nunca quiso un te quiero y menos un 'eres mi vida entera' solo quería que se refiriera a el y a ella con un simple nosotros. No quería siempres y menos nuncas. No quería irse de su lado. Por eso cada mañana miraba su reloj para calcular el tiempo que podía pasar a su lado para ver el tiempo que tendría para sonreír cada día. Hasta que algún día el se fuera y ella se quedará sola, sin sonreír, sin conocer la felicidad y lo mas triste, sin él.
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