Otro más.

Observo, miro y recuerdo. Dedico cada 10 horas del día a buscar una respuesta. Dedico otras 10 horas a decir que todo me resbala y las 4 horas que quedan las dedico a recordar y sobretodo a llorar. Estas 24 horas suenan a chiste, parece que se pasan rápidas. Diréis ¿4 horas? ¿eso que es? eso no es nada. 10 horas si que son muchas. Ahí es cuando os equivocáis y veréis que las 4 horas son mas duras que las otras 20. Que los recuerdos quedan flotando y nunca que se hunden a lo mas profundo. Que lo que estuvo ahí queda ahí. Y que cada minuto de esas 20 horas son un segundo en las 4 horas. Buscó miles de respuestas y ninguna me convence, sueño y eso no entra en mi horario. Me da por decir Que buen día para acabar en las 4 horas que menos me gustan. Suena tan irónico que por una vez tenga cronometrado lo que me hace feliz y lo que no. Que sepa que todo me resbala es decir, que me importa lo que viene siendo una mierda. Mientras que sea una de las mentiras mas grandes que he dicho en mi vida. Suena traspasable cada rincón, en el que quieres salir corriendo y saber que aunque corras nunca llegaras hasta ese tiempo.

Estoy observando y buscando en ese mar de lagrimas, todas las cartas o simplemente cada misero detalle guardado en besos. Ese mar no es azul, ni mucho menos. Se ha convertido en negro, tan negro como el mas oscuro lugar de la calle que da a la playa. Ese oscuro lugar permanece sin ningún signo de condolencia. Que triste volver a los recuerdos a pasos de gigante y que se vayan a pasos de caracol. Que difícil olvidar cuando de lo que trata es de reír. Que difícil olvidar y que fácil recordar.